8 dic 2009



Con el tiempo aprendí a no creer en las palabras
sino en las actitudes, porque a las primeras las rige
la mente y las segundas son el reflejo de la esencia.
Aprendí, que no es cierto que la primera impresión
es la que cuenta, que se necesita mucho más que eso
 para crear un concepto y ese punto todavía es relativo.
Aprendí, que no importa lo que digan, si no hago lo
que siento , me estoy traicionando y a la larga el precio
que se paga por eso es muy alto.
Aprendí que es más fácil levantarse de una caída,
 si me animo a saltar, que de una cobardía.
Aprendí a ser libre, reconociendo mis puntos débiles
y enfrentando mis miedos.
Aprendí que no es el tiempo el que sana las heridas
sino el amor y la compañía.
Aprendí, que cuando se ama de verdad,
nada vuelve a ser igual.
Aprendí, que estar de un lado o estar de otro,
es solo una barrera social, que cuando uno se atreve
a escuchar la voz del corazón, crea su único y propio lado
 y ese es el que en verdad cuenta.
Aprendí a animarme, a arriesgarme, a jugarme y pelear
 por lo que creo que vale, porque eso me hace sentir
realmente viva, aunque se convierta a veces en algo peligroso.

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